En un largo proceso iniciado en el romanticismo, el arte se ha ido desvinculando del encargo oficial y esta conquista de la autonomía ha alterado la relación del arte con su entorno. El siglo XX vivió un arte de rupturas radicales con las vanguardias. El siglo XXI vive con un eclecticismo estilístico, con la disolución de la unidad y de los géneros, la alteración de la credibilidad y la interactividad con las nuevas tecnologías. Todo ello ha activado un campo abierto de estéticas individuales y lenguajes únicos, generalizado bajo el nombre de posmodernidad. El programa arranca con Polyphonic Tango de Schnittke, “un intento de encontrar el camino intermedio entre el humor y la seriedad”, oscilando entre tonalidad y atonalidad, entre lo banal-conservador y lo banal-disonante. En Altar de Neon, Ortiz resuelve las relaciones entre tradición y mundo moderno, uniendo folclore, música popular y estilos occidentales. Esta dualidad se observa en la instrumentación, con solistas de percusión de instrumentos populares y conjunto de cámara occidental. Las obras que completan el programa tienen como punto de partida el minimalismo de los años sesenta y setenta. Einaudi, Arnalds, Rani y Richter deben mucho a los grandes minimalistas, pero elaboran piezas modestas, sin sorpresas y previsibles. Lang, “enfant terrible postminimalista”, ofrece una música hipnótica, inquietante y emocionalmente directa, dejando abierta la pregunta sobre creación y recepción.